El siglo xviii: Cultura y
mentalidades
Continuidades esenciales
Fig. 297: El
rasgo dominante respecto de la cultura y mentalidad de la sociedad aguilarana
en el siglo xviii es su
continuidad respecto de la fase precedente. El papel de la mujer, salvo que fuera
de una familia adinerada, seguía siendo secundario. Dentro de las continuidades
respecto de siglos anteriores, las religiosas fueron de las más evidentes. Las
prácticas que vinculaban estatus social, piedad y religiosidad se mantuvieron
en sus términos. En la fotografía, hornacina y efigie de San Antonio en el
Molino homónimo o Nuevo.
Peiron en el molino Nuevo o San Antonio
Prejuicios sociales y afecto
Fig. 298: La
relación con la pobreza fue la de una visión culpabilizadora. En 1758 mosén
Joseph Martín Español redactó testamento, en el cual estableció la creación de
una limosna y capellanía laical fundada sobre el Cerrado Galindo (en la
fotografía). Un fragmento de la justificación de esta decisión resulta
ilustrativa sobre la visión de la pobreza en tanto que humildad, y de la
pobreza en tanto que miseria. ‘Más necesidad pasa un necesitado vergonzante
aunque tenga labor [es decir, una persona humilde pero honrada] que un pobre desvergonzado [es decir, un pobre sin oficio ni beneficio]’.
Masada de Cerrado Galindo
El ocio popular y los
mentideros
Privilegio papal en Santa Catalina
Los progesos de la alfabetización
Fig. 300: En
este siglo avanzó la alfabetización de la población masculina aguilarana. Hemos
registrado 37 casos de personas que sabían escribir 37 y 20 que no, lo que da
un 64,9% de alfabetizados, de los cuales 17 eran labradores o ganaderos
(45,9%), 7 estaban ocupados en el sector secundario (18,9%), 9 trabajaban en el
sector terciario o estudiaban (24,3%), 1 era pastor (2,7%), y de 3 desconocemos
profesión (8,1%). Del 36,3% de analfabetos 12 eran labradores o ganaderos
(60%), 3 estaban ocupados en el sector secundario (15%), 1 estaba ocupado en el
sector terciario (5%) y 4 eran pastores (20%). Dentro de la población
considerada alfabetizada, el 18,9% eran jornaleros o habían trabajado alguna
vez en su vida a sueldo, mientras que entre los jornaleros y asalariados
analfabetos el porcentaje asciende al 45%. En la imagen, Joaquín Aparicio no
firma su declaración testifical por no saber.