La época foral: Las actividades económicas, los recursos
naturales y el paisaje. La ganadería
Los primeros tiempos y la expansión de la trashumania en
la sierra turolense
Rebaño de ovejas por el camino de la Solana
La normativa ganadera y la dotación material
Figs. 138, 139 y 140:
La zona de la sierra y las Cuerdas eran los montes blancos de Aguilar, cuyo
disfrute era universal, gratuito y abierto a todos los vecinos de las aldeas de
la Comunidad (en la fotografía 138 pastizales en Caña Seca). Las dehesas y
prados del concejo en la hoya eran los espacios ganaderos comunales de Aguilar
restringidos a sus vecinos (en la fotografía 139 prado concejo, aunque
antiguamente debió ser mucho más extenso). A partir de aquí el concejo acotó propios
en los suelos con mejores pastos: dehesas, boalares o quartos para arrendar sus hierbas a ganados particulares con el
objetivo de ingresar dinero (en la fotografía 140 área de la antigua dehesa de
los Collados).
Pastizales en Caña Seca
Prados cercanos al Molino Nuevo
Antigua dehesa del Collado, convertida en campos de labor
Figs. 141, 142 y 143:
La compatibilización de la agricultura y de la ganadería, su control, se daba
tanto en cultivos de secano tras la siega (fig. 141) —la derrota de mieses y el
rastrojeo eran obligatorios, no pudiéndose empezar éste antes de que los haces
estuvieran atraznalados—, como de
regadío —control de ricios en
cerradas en las que los campesinos criaban corderos jóvenes (fig. 142)— y
barbechos —se vedaba el ingreso de ganados en barbechos hasta tres días después
de una precipitación para favorecer la regeneración del suelo (fig. 143)—.
Pastoreo tras la siega
Cordero pastando en un cerrado
Ganado en un barbecho
Figs. 144 y 145: Parideras
en la Cartuja y en las Cuerdas. La infraestructura ganadera, caminos, corrales,
fuentes, parideras, etc., también era comunal y su gestión y mantenimiento
dependía igualmente del concejo y de la Comunidad, aunque se complementaba con
una red de parideras particulares. Para paliar los efectos meteorológicos más
extremos, “grandes nieves y frío en invierno, y granizos y
torbellinos en verano”, se creó una red de
majadas, sesteros y abrevaderos.
Corral en la Cartuja
Corral debajo de Las Cuerdas
Aguilar y la trashumancia entre los siglos xiv y xv
Fig. 146: Camino hacia Cedrillas. La ruta trashumante que
conocemos por fuentes bibliográficas, y que sería empleada por los ganaderos de
Aguilar, aprovechaba el curso del Mijares por Cedrillas y El Castellar,
saliendo del reino de Aragón por Barracas. Los lugares de destino serían
localidades como Castelló, Borriol, Alcora,
Lucena, Onda, Almassora, Nules, Llíria y Vila-real.
Camino hacia la localidad de Cedrillas
La ganadería trashumante aguilarana durante los siglos xvi y xvii
Fig. 147: La trashumancia vivió a finales del siglo xv una serie de desarreglos que
implicaron una paulatina adaptación a nuevas condiciones socioeconómicas que se
verificaron en los dos siglos siguientes. Los ganados trashumantes de Aguilar
no debieron escapar a esta situación, aunque en cualquier caso las prácticas
ganaderas se mantuvieron en Aguilar con un nivel aceptable, como demuestran los
diezmos de corderos, la adquisición de la impronta ganadera del casco urbano de
Aguilar, la irrigación de prados con la traída de aguas del Molinar (en la
fotografía) y la erección de la fuente-abrevadero del Bacio.
Prado del río
La dotación material y la propiedad ganadera aguilarana
en época foral
El término pecuario: localización, usos y propiedad
Imagen satélite del termino de Aguilar
Fig. 149: El término ganadero de Aguilar durante la época foral
debió ser mucho más extenso que el actual. La existencia de fincas agrícolas en
partidas lejanas de la Sierra o en los Collados en el siglo xviii (y cuya existencia se remontaría
al siglo xvii) se debería a la
imposibilidad de roturar espacios ganaderos ubicados en la hoya y hoy en día
cultivados. Un ejemplo era la gran dehesa fluvial del Alfambra (en la fotografía),
que debió ser más ancha que la actual y que era un eje que conectaba otras
partidas ganaderas de la hoya.
Dehesa en el río Alfambra
Fig. 150: El término ganadero, a excepción de los prados de dallo
particulares y de los pastizales de las masadas del Cerrado Galindo, era de
propiedad concejil. El origen de muchos de los prados de dallo particulares debió
estar en enajenaciones de bienes del concejo, puesto que todos los que
conocemos se ubican próximos a zonas de dehesas comunales —Carracamarillas a
las dehesas Alta y Baja, el Ruidero y el Moral al Prado Concejo, Pradolenar (en
la fotografía) a la dehesa de la riera, Prado la Cerrada a la Muela, etc.—.
Igualmente, estos prados aparecen generalmente en manos de familias acomodadas.
Prado Lenar
Figs. 151, 152, y 153:
Las dehesas de propios del concejo fueron las del Enebral (fotografía 151), los
Collados (fotografía 152) y los Barrancos (fotografía 153), y debieron
constituirse como quarto de hierba
entre los siglos xvi y xvii, momento en el que la Comunidad
trató de frenar
el movimiento adehesador en los montes blancos propiciado por concejos urgidos
por sus necesidades económicas. Estos espacios estaban muy alejados del pueblo
y colindaban con montes blancos.
Rebaño en el Enebral
Corral en el Collado
Los Barrancos,al fondo Caña Seca
Figs. 154, 155, y 156: Ciertas dehesas y prados comunales de Aguilar debieron
tener su origen en la repoblación. En este apartado deberían incluirse los
Prados Concejo (fotografía 154), la Dehesa Baja (fotografía 155) y la Dehesa
Alta (alrededores de la zona en la fotografía 156). Entendemos que su origen es
el que indicamos dada la toponimia ganadera específica, a diferencia de las
dehesas de propios —que se corresponde con el nombre
anterior de una partida distinguida por un aspecto físico relevante: Enebral, Collado y Barrancos
—, y a su proximidad entre sí y al núcleo urbano.Como vimos, esto no sucedía con los propios, que aunque próximos entre sí, se encontraban muy alejados del pueblo, como si se hubieran diseñado allí por estar el resto del espacio de la hoya de Aguilar ocupado, además de por tener buenos pastos.
Prado del Concejo
Dehesa Baja
Dehesa Alta
Fig. 157: Otras dehesas públicas y comunales fueron las destinadas
al abasto de la carnicería, entre la zona de Fuenduriente y la Muela (en la fotografía),
y la dehesa fluvial del Alfambra concedida por Jaime II a Aguilar, en relación
con el proceso adehesador surgido en la Comunidad de aldeas al calor del auge
del estremo.
La Muela
Los ganados y su propiedad
Rebaño pastando en los prados cercanos al Molino Nuevo
Fig. 159: Partida de Carracamarillas, que en la documentación
antigua queda reflejada como una zona de prados particulares. Otros bienes
propios de los patrimonios ganaderos eran las majadas, las parideras y los
prados de dallo, como los que se localizaban en Carracamarillas
Garracamarillas