El siglo xviii: La economía.
La agricultura aguilarana
Trayectoria general de la agricultura y conflictividad en torno a la
tierra
Fig. 260: En el
siglo xviii el movimiento
roturador en la tierra alta turolense fue escaso en comparación con otras zonas
de Aragón. A finales de siglo, ese crecimiento agrario tocó techo y comenzó a
declinar dado el agotamiento de los terrenos puestos en cultivo, de menor
calidad que los existentes hasta el momento. En Aguilar no tenemos más pruebas
de enajenación de patrimonio comunal que las ya expuestas en el siglo xvii, por lo que en el caso de haberse
roturado suelo ganadero y forestal en el xviii,
se habrían seguido las pautas anteriores. Sin embargo, sí se produjo un
conflicto que giró en torno a la propiedad de unos cultivos en las
inmediaciones de las dehesas y boalages del Collado y del Enebral entre el
consistorio y Pedro Calvo, un labrador aguilarano acomodado. En la imagen
cultivos en el Collado.
Cultivos en el Collado
Cultivos y parideras en el Collado
Fig. 261: En
Aguilar pervivieron y se incrementaron determinados grandes patrimonios de la
localidad —gracias a matrimonios y herencias, y compra de tierras de vecinos
empobrecidos—, y comenzaron a menudear —documentalmente— los casos de
jornaleros; no obstante, la estratificación de la propiedad agrícola se debió
de mantener dentro de ciertos límites, en lo que debió jugar cierto papel los
repartos de siglos anteriores de suertes y heredades en tierras blancas, como
en la partida de Traseras (en la imagen).
Cerradas detras de las eras o Traseras
La propiedad, la gestión y la mano de obra agrícola aguilarana
Fig. 262: La
propiedad agrícola mantuvo como nota dominante un tamaño medio pequeño y la
dispersión. No obstante, entre el campesinado medio acomodado se intentaba
agrupar su patrimonio, si no en una sola propiedad, al menos en partidas
razonablemente próximas entre sí, como Miguel Martín Olaso con sus heredades en
el Collado, en las Capurutas y en la Canaleta. Este era un miembro del campesinado
medio acomodado que contrataba jornaleros y criados, y que también debía ser ganadero. Había
heredado de su padre Miguel Martín mayor las heredades de la Canaleta y del Collado,
añadiendo a esta última otras fincas contiguas mediante compra. Recibió a su
vez otras dos heredades, pero debían encontrarse alejadas del sector de las
anteriores, hecho que debió motivar su permuta en 1733 por una heredad en las
Capurutas propiedad de Antonio Ramo, que a su vez redondeó al año siguiente con
la permuta de la que le quedaba por otra vecina de Francisco Blasco, quien
previamente la había permutado por una heredad de Vicente Benedito, un miembro
del pequeño campesinado aguilarano que aparece en las fuentes contratándose
como jornalero.
Cultivos en la Sierra,con las Capurutas al fondo
Cultivos en la Sierra,con las Capurutas al fondo
Figs. 263, 264 y 265: Gracias a la confección de
catastros en este siglo podemos aproximarnos al valor de las propiedades
agrícolas de Aguilar. Aunque los catastros se calculaban mediante capital fijo
y no por la renta que producían las propiedades, se observan disparidades en el
valor de explotaciones de igual extensión en partidas del término distintas,
diferencia, por tanto, atribuíble no solo a valoraciones preexistentes, sino
también a si la tierra era de secano o de regano, y a sus rendimientos. Se
observa un valor diferencial en las propiedades de regadío (fig. 263), y en las
partidas de la Vega Alta
y Baja (fig. 264), y el Caudillo (fig. 265).
Huertos y regadio
La Vega Alta desde el Molino Nuevo
Cultivos en el Caudillo
Figs. 266 y 267: En el valor de las propiedades
también influía su tipología en cuanto a infraestructuras. Así, a partir de la
tipología mayoritaria, las heredades, parcelas de secano que se extendían por
todo el término, se sucedían las propiedades abancaladas, las cercadas —huertos
y grandes cerradas (como las de las imágenes)—, las que contaban con eras,
generalmente en partidas alejedas —como en el Collado— y las que disponían de
paridera, generalmente adyacentes o integradas en el término ganadero —como en
Holla Galve, Fuenduriente, las Cuerdas, el Collado, etc.—. Precisamente, en
estas partidas alejadas del pueblo, además de eras y parideras, podía haber
otro tipo de cubiertos —corrales y chozas— que se empleaban únicamente los días
del año en los que se trabajan esas fincas.
Cerradas en Aguilar
Dallando hierba en los huertos